martes, 2 de abril de 2013

Mi alter ego en twitter


Probablemente muchos de vosotros hayáis llegado a este peculiar artículo a través de un tweet, o como poco, estéis familiarizados con términos como retweet, timeline, hashtag... Sea como fuere, me considero uno de los muchos millones de personas que dedican parte de su tiempo a deambular por ese extraño mundo virtual que alguien decidió inventar para nosotros. Sin embargo, no ha sido hasta ahora, tras muchos meses de experimentación y análisis empírico que me veo capacitado para descifrar el complejo código escondido tras esos escasos ciento cuarenta caracteres.

A lo largo de este post, intentaré plasmar el resultado de dicha investigación científico-social, un recorrido por los diferentes perfiles detectados en esta red, donde agrupar a los usuarios en función de sus comportamientos y actitudes. He aquí las diversas especies que pueblan nuestro nuevo mundo:

- El búho: todo usuario principiante decide adentrarse temeroso en este extraño pero interesante escenario, sólo por probar, guiado por la creciente curiosidad generada por su entorno más inmediato y potenciado por los medios de comunicación. Como no podía ser de otro modo, esta fase de adaptación y aprendizaje da lugar al tipo de usuario uno, el búho. Ese personaje dubitativo y algo tímido que comienza a seguir a aquellos famosos y usuarios más seguidos, con idea de entretener sus horas más aburridas del día, sin escribir nada por vergüenza y limitándose a observar desde la distancia en lo que parece la preparación infinita de su descomunal ataque, su primer tweet.

- El funcionario: la fase búho puede durar días o incluso meses, según el tiempo libre del individuo, su afición a la informática, si dispone de smartphone o no, etc. Pese a ello, llega el anunciado día en que rompe una de sus barreras mentales para adentrarse en ese mundo tan llamativo como absurdo, tomando parte en el infantil juego de los “mensajitos”. Desde ese mismo instante, se inicia la segunda fase del proceso, la fase funcionario. Sí. Ese periodo en el cual, nos vamos incorporando a la dinámica poco a poco. De cada tres días que vamos, trabajamos uno. El resto nos dedicamos a observar y justificar nuestra visita con un retweet esporádico, dicho de otro modo, aprovechar el trabajo de otros para aparentar que estamos ahí, “al pie del cañón”.

- La madre coraje: esta nueva fase surge tras un largo periodo de “funcionariado” en el cual encontramos el verdadero sentido de ese tipo de vida, cansarse. Efectivamente, todo cansa, y llega un momento en el que el usuario acaba detestando esa apatía para aventurarse a una etapa más activa y participativa. Es entonces cuando surge la madre coraje que todos llevamos dentro. Un ser defensor por naturaleza, convencido de que cada tweet es una muestra inequívoca de excelencia, un candidato indiscutible a trending topic por el cual merece la pena luchar “a capa y espada”.

La siguiente etapa comienza con un cruce de caminos. Nos encontramos ante un verdadero punto de inflexión en todo este proceso social. Los resultados obtenidos durante el periodo de madre coraje condicionarán nuestro futuro más inmediato. Podemos rendirnos ante la fatalidad en forma de ausencia de seguidores y volver a la fase búho, o incluso optar por acabar con nuestro perfil. O por el contrario derivar en una de las diferentes variantes de lo que denomino la cuarta fase, según sea el grado de “cansino” alcanzado:

- El locutor de radio: es aquel individuo empeñado en describir a sus fieles seguidores cada instante señalado en su vida, un espejo gigante diseñado para reflejar cada aspecto considerado interesante de su alrededor. Ciertos tweets resultan interesantes aunque pocas son las vidas lo suficientemente excitantes como para no resultar algo cansinas.

- El “monologuista”: todos reconocemos el típico perfil del humor, tweets infinitos repletos de frases graciosas y chistes malos, siempre dispuestos a alegrarnos el día y arrancarnos una sonrisa. Sin embargo, de vez en cuando cansa tanta comedia y falta de seriedad en lo relativo a determinados temas de actualidad.

- La Bridget Jones: probablemente una de las más cansinas de este entorno virtual. La protagonista de este estereotipo responde a una necesidad compulsiva por transcribir cada segundo de su vida como si de un diario se tratase. Frases como, en el coche al trabajo, saliendo de la ducha, o de vuelta a casa; son sólo algunos ejemplos de lo que su falta de discreción es capaz de ofrecernos como deleite cotilla.

- El científico: personaje aplicado y concienzudo que, lamentablemente, acaba por creerse su valía hasta el punto de pretender inventar la pólvora una y otra vez con cada uno de sus tweets. En su esfuerzo por destacar e impresionar a sus seguidores suelen aportar información sorprendente y actual muy entretenida. El problema, cuando no encuentran el ansiado trofeo y comienzan a rellenarnos el TL (timeline) con noticias de segundo nivel o demasiado rocambolescas.

- El monotema: generalmente asociados a comerciales y representantes de empresas o productos de una determinada marca, que confunden su interés profesional por vender, con nuestro interés personal por aprender o desconectar. Toda información puede resultar gratificante siempre que no se convierta en una saturación excesiva de noticias similares y con un objetivo tan banal.

- La estrella porno: se caracteriza por creerse actor, sin darse cuenta de que lo único que saber hacer, realmente, es dar por... En fin, cansino por definición, nos “deleita” con una insufrible retahíla de tweets sin sentido y faltos de todo decoro personal.

- El bombero-torero: suele aparecer vinculado a representantes del ámbito político nacional, especialmente entrenados para “marear la perdiz” y demostrar su maestría en el uso del capote. Todo ello aderezado con grandes dosis de “apaga-fuegos” en los cuales mejorar una imagen tan estudiada como frágil, asumiendo el riesgo de salir derrotados ante el desconocimiento de la tecnología y el exceso de intermediarios, con el único objetivo de cosechar alguna victoria parcial en forma de típica foto de éxito y cercanía.

En definitiva, simples estadios intermedios hacia lo que se denomina un buen “tuitero”, un referente de buen comportamiento que deriva en un gran número de seguidores convencidos y desinteresados, atraídos exclusivamente por la valía y calidad de la información facilitada. Dicho de otro modo, deambulamos entre los diferentes tipos de “tuitero” existentes, en nuestro afán por emplear esta oportunidad virtual para lograr convertirnos en las estrellas que no hemos podido ser en la realidad. Todo ello por olvidarnos de que en el fondo, no dejamos de ser personas jugando a ser otras personas, cuando lo único que realmente funciona es ser uno mismo y comportarse con la naturalidad con que lo haríamos en la calle. No necesitamos mayor oportunidad que la que nos brinda el día a día, si lográsemos desprendernos del orgullo, los prejuicios y los tabúes, como parece prometernos el teclado y sus escasos ciento cuarenta caracteres.

Con la sincera intención de que nadie se sienta ofendido por este ingenuo artículo de opinión y entretenimiento, me gustaría trasladarles ahora la patata caliente. Pasaros el turno y daros la oportunidad de mostrar vuestro desacuerdo.

¿En cual de estas fases os encontráis? #mialterego

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